Elisa Aguilar comenta cómo se ha sentido durante su participación en la carrera Titan Desert
Hace unas semanas Elisa Aguilar se enfrentaba a uno de los retos más difíciles de su carrera. Acostumbrada a la presión, a decidir partidos en el último segundo, a tener la sangra fría en los momentos clave era hora de participar en un reto mayúsculo. Participar en una de las competiciones más duras del mundo, la Titan Desert, que transcurre por el desierto del Sahara y cuyos participantes tienen que rodar en mountain bike 600 kilómetros repartidos en varias etapas.

Elisa Aguilar aceptó sin dudar la invitación de Sam Trives para colaborar con la Fundación Summae que auyda a niños y adultos con trastornos en el desarrollo. Tan solo 3 meses de preparación llevaba la ex-jugadora pero, a pesar de la dureza de la competición, el resultado ha merecido la pena.
Comenzaba la carrera y la madrileña se enfrentaba a uno de los primeros problemas. Además, de la larga distancia que había que recorrer, rompió la cadena de la bici llegando al final de la etapa tras 11 horas y 25 minutos. Tras el primer día, la segunda y tercera etapa fueron más llevaderas hasta que llegó la cuarta donde los bancos de arena fueron constantes y junto al viento hacían que Elisa Aguilar cayera una y otra vez al suelo. Tras la dureza de la etapa y con los ánimos por los suelos, tocaba enfrentarse a un nuevo día. Dolores, cansancio físico y sobre todo mental pero el final estaba cerca. La quinta etapa le costó terminarla pero ya estaba a punto de terminar la carrera.
Tan solo quedaban por rodar 69 kilómetros que la madrileña consiguió terminar y convertirse en toda una Titán.